Durante el reinado de María Tudor, más de 260 protestantes fueron ejecutados en Inglaterra, lo que le valió el título de "María la Sangrienta". El grupo más destacado fue el de los mártires de Oxford, y los dos primeros en ser asesinados fueron Hugh Latimer y Nicolas Ridley. Su negativa a retroceder en lo que algunos podrían decir que era una cuestión insignificante les costaría la vida a ambos.